miércoles, 31 de marzo de 2010

Adiós al invierno

Y marzo nos trajo miradas
que se derretían
en las guanteras de los coches.
Ya no hacía falta más que una piel
para abrigarse.
Sentimos el deseo de dejar
que sólo la ternura abrazara la carne,
que sólo el viento paseara nuestros dedos.
¡Qué extraña sensación
como de reciénllegados
nos deja cada invierno cuando acaba!



* Y el mismo poema en su traducción al búlgaro gracias a la generosa amistad de Zhivka Baltadzhieva

А март
донесе ни погледи,
стичащи се
по предните стъкла на колите.
Не трябваше друго освен собствената кожа,
за да се загърнем.
Чувствахме нужда да се оставим
единствено нежността да прегръща телата,
единствено вятърът да брои пръстите на ръцете.
С какво странно усещане,
на новородени,
всяка зима оставя ни, когато се свърши!

Превод: Живка Балтаджиева



domingo, 7 de marzo de 2010

Liturgia carnal


Un olor, un sabor, un tacto... Detener el tiempo en una caricia, en un gesto que te haga único, grande, invencible... Y saberte vivo, dolorosamente vivo si hace falta, porque ya sabes de la fugacidad del momento, del declinar inevitable que sucede a cada acto. Todo pasa tan deprisa...
Pero hacer estallar lo áspero, lo que nos daña, lo que se enquista en cada uno es necesario. La física de los deseos no atiende a razones consistentes y eso ayuda. Enrojecer con el viento de la tarde, pasar frío o arder enfebrecidos bebiendo hasta el agua de las rendijas cuando no podamos más.
La piel es dócil si la dejamos hacer, sabe cómo rendirse decidida, presurosa o delicadamente esquiva. Deslizar entonces el instante sin ruegos ni preguntas, en el fluir exacto del momento, sin apresar ni un sorbo de aire, sin un propósito... Devotos de todos los dioses que nos contemplan y en los que nos convertimos para adorar y ser adorados, para enmarañarse y sorprenderse y adivinarse ...  e insistir. Insistir en cada abrazo, en cada remanso donde se lame lo profundo, donde se arrebata el yo único e indivisible que cada cual despliega parsimonioso con la morosidad de la tarde cuando nos deja, donación del tiempo que se estira, manto mudo que nos tienta a seguir ...
Donde sólo tiene lugar el alumbramiento de la luz, del universo mismo que se alborota en cada beso, que compone cada entrega. Y así alzarse, hacia la lejanía o hacia el próximo invierno.