Hoy escribo para ti...
Quisiera arroparte con mi palabra. Desplazarte del lugar en el que estás, como si en un click y arrastro pudiera sacarte de allí, borrar todos los detalles del escenario que te rodea y cambiarlo por un campo de flores, una duna, una cascada o un vergel ...
Te rememoro para así sustituir tu dolor, doblegarlo bajo mi pie, aplastarlo como a incómodo insecto, hacerlo desaparecer. Ojalá pudiera.
Inquieta ante tu ausencia, incómoda, te envío alas, puentes de plata para escapar del enemigo, el que te embiste y te abate, el que no te da tregua, el que quiere secarte. Pero no sabe que tu almacén de vida es inmenso, que te alimentas de mareas y de soles, que sabes precipitarte por las laderas sin desollarte las piernas, que te impulsas cuando caes, que estás acostumbrado a vencer tormentas, a lidiar batallas con dragones de carne y hueso de los que apuntan al corazón, a sobrepasar los límites de la ira, a buscar la belleza tras la nube gris.
Y si tuviera don de lenguas buscaría las letras donde se acumula la fuerza con que la naturaleza sobrepasa cada primavera la estación anterior, la energía que hace brillar a las estrellas más allá del sol, el rincón donde los niños fabrican sus sonrisas y con ellas compondría algo para ti, una salmodia que te acunara con acompañamiento de guitarra, un lied prosaico o una morna...
Si una palabra mía bastara para sanarte...
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