Crezco, crezco... y respiro, respiro.
Y en cada aliento
una nueva cadencia,
un yo quiero que me llega y me llena.
Piso fuerte,
siento el suelo firme bajo mis pies.
Puedo escalar montañas,
atravesar desiertos
o ver ponerse la luna en el mar.
Y me bebo cada rayo de luz,
dejo resbalar la mirada
por los perfiles de las cosas
y todo es nuevo
... o casi.
Diviso horizontes más allá del horizonte
aunque a veces tema mirar tan lejos.
Los días se dejan llenar de horas
y puedo desgranarlas lentamente
al ritmo de un suspiro
o de una caricia infinita.
La vida sigue ahí, con su latido
con toda su rudeza
pero con todo su color.
Soy personaje vivo de esta escena.
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