miércoles, 1 de diciembre de 2010

"Mandala ascendente"

Sin romper el hilo, pendiente de la fusión de los átomos, los que te asoman al rostro cuando intentas sonreír a pesar de todo, a pesar de ti pero por ti. Sin reproches ni falsos arrobos. Gozo digno de sobresalir.
Pujante tallo de alma que invoca al fulgor, a la vida sabrosa, a la desobediencia infinita, sólo entrega consentida. No más necedad a cuestas ni pasos inciertos hacia un tal vez. Sólo mil hojas para emborronar por derecho propio, jardín de arena con sueños escondidos en cada rincón. Quién puede negarte algo así.

De mi libro "A VECES, CUANDO LLUEVE, NOS LLEGA EL OLOR DE LA SAL"

No hay comentarios:

Publicar un comentario