El ligero paraguas de un diente de león en el campo(mitad nube-mitad fuego artificial); un molinete de papel de esos hechos en el colegio; las velas de un cumpleaños… triunfales hitos alrededor de un soplido.
No sólo aire, siempre algo más. Ilusión del que observa el fugaz instante, recibimiento del poder que rodea a cada cosa con el contrapunto que invariablemente conlleva lo efímero. Cada aliento contenido se desvía hacia el olvido con la perspicacia del que se sabe salvado por la campana.
Infundo impulso a mi respiración y en ella van anhelos, asombro, inmensidad toda que se mezcla con el revuelo de los pájaros, da a parar a la tarde, abre el tiempo.
Aire goloso.El ritmo de la vida
detrás de un soplo.
Recibo el beso de la brisa -hay mucha vida en la luz- y un deseo de nubes recorre mi cuerpo. Como un globo de helio que se infla, dispuesto a volar.
De mayor, dirán que vivo
con la locura pegada a las alas
y yo pareceré
otro irreal personaje
de una fotografía de DOISNEAU.
(De mi libro inédito "IMAGINARIO DE LA INFANCIA")
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