martes, 23 de febrero de 2010

"Tan sólo son gratas las almas que lloran..."

¿Cuál es nuestro límite? ¿Hasta donde podemos dar, sin caer rendidos? El cuerpo húmedo, la carne en brasas, revueltos los sentidos... de qué alimentarnos cuando nos sentimos así. Parodia de nosotros mismos, borroneados por el presente que nos aturde y nos rechina, debemos escalar el talud pero sólo sabemos resbalar. Gateamos incómodos, nos sentimos perdidos, el rumor de la ciudad no acalla nuestro ser.
"Vacío el vaso, vacío el plato... sólo recibimos desazón." Furor y desolación a mitades cuando el fuego se apaga, sin nidal de afectos, sin monte por el que discurrir, ya sin argumentos.
Las contingencias del día a día se suceden y nos afanamos en sus términos, en cumplir las condiciones pero no fluimos... Sólo nos aligeramos sin renacer en cada ocaso, embotados, reblandecidos, casi sin poder bogar en la niebla que nos baña, entre el castañeteo y las ganas de huir, esa tentación que como melaza dulce nos acompaña, nos embarga y estremece porque no se nos fueron las ganas de manar, de seguir acudiendo a beber la savia de cada abril, la llegada del tiempo claro...
Se hace duro este invierno en que la cruda naturaleza parece apropiarse de tantas almas, vampiresa de regazos a los que encerrar en su puño rapaz. Fugitivos del calor de amor, el desengaño se hace creciente y menguante de este tiempo tan fugaz y tan denso. A veces todo se hace trizas, a veces el caos se amansa. Nada es gratuito y por qué entonces se muestra tan absurdo. Giramos, tiramos de la manta pero el frío sigue... Absurda charada que no resuelven las plegarias, las palabras, las melodías que suenan siempre con suspiro, psicofonía de nuestro sermón interior. Y las lágrimas acuden al reclamo ...

2 comentarios:

  1. Celebro haber encontrado este magnífico blog, con tan profundo y especial contenido. Brillantez para escribir, un verdadero deleite. Felicitaciones! Un abrazo.

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  2. Sé bienvenida. Pásate por aquí cuando quieras.

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