Porque la vida sigue latiendo no podemos dejar que el escalofrío, el vértigo, ahoguen nuestros pasos.
Ser es la meta y el camino.
Por eso, esta noche rescato este poema mío para que me ayude a iluminar el sendero.
En la cresta del día
las Mujeres de LUZ deshacen
el dolor de la noche
con la claridad del deseo,
el sueño de los árboles,
el aire libre
en el corazón de los trigos,
la pura nieve,
la lluvia del amor.
Las voces de la vida
a su llamada acuden:
cáliz de tierra,
inmensa savia,
espejo de su ser.
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