domingo, 17 de octubre de 2010

Del cómo

Porque la vida no tiene fondo de palmeras,
debemos ponerle el sol cada día,
ordenarle la arena
como en un jardín oriental.
Quitar las trampas del camino,
hundirnos en la nieve
para buscar las briznas,
lo más pequeño,
lo que tú quieras,
lo que más necesites.
Y tratar con las sombras,
pactar con ellas
para que no te rompan.
A veces fieras, otras niños,
siempre temblando.
Dicen que el camino nos hace,
que en el transcurso está el deleite
pero que hay que apurar los pasos
y persistir.
Mientras la luz exista
y siga iluminando,
ser rayo, haz o fuego todo.
Cinéticos.
En expansión.

2 comentarios:

  1. Hay días en los que las fuerzas fallan y los brazos son incapaces de sujetar el sol con una mano mientras nos preocupamos en vivir con la otra, en días como esos leer este poema nos hace darnos cuenta que no estamos solos.
    Un abrazo ENORME.

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  2. Claro que no estamos solos. A veces, basta alargar el brazo y agarrando al aire, tentar y descubrir cuántos somos los que persistimos en el intento, unas veces fallido, otras gozoso. Es así, esta es nuestra forma de hacer el camino. A ver cuando nos vemos!!! Besos

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