jueves, 28 de abril de 2011

Ars mutandi

Cambié mis coordenadas
(rolé al oeste)
las dimensiones
de mi espacio exterior.
Me siento un poco Alicia
-menguando-
Los huesos duelen,
el cansancio me puede a veces...
Pero "no me quedo inmóvil
al borde del camino,
no me salvo...-"

Descansaré llena de sueños
oyendo el mar
y seguiré avanzando.
Cuando haga frío, apretaré el paso.
Cuando el estío quiera quemar mis intenciones
me encontrará hecha prado,
verde y húmedo cauce,
lugar para fluir.
Sí, es cierto.
Yo no amo a las piedras.
Sigo hambrienta de luz.
En tu ausencia, me creceré por dentro.
Queda tanto por hacer...

Añado color a mis días,
-añil y grana por ejemplo-
y teñirán mi voz.
Mis pasos y sus huellas
la arena los recoge.
Llegarán hasta ti.
No lo dudes.

5 comentarios:

  1. Cuando escuché el recital del sábado, en los Diablos Azules, tuve la sensación de un gran acontecimiento poético, por la calidad de casi todos los que allí leyeron, en algunos casos - como en el tuyo -, tuve la impresión de un gran descubrimiento pues no os conocía, y ahora que un poco he paseado por tu espacio y un poco te he leído, confirmo cuanto de bueno escuché. Es un placer y un honor haber encontrado tu poesía, Raquel. Volveré.
    Un abrazo.
    Leo

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  2. Encantado de pasear por tus hermosos versos. Un abrazo.

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  3. Muchas gracias a ambos. Pasear cuanto queráis por esta casa de las palabras. Sigo sorprendiéndome de su capacidad de emocionar.

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  4. Raquel, soy Rosario, es un honor y una emoción, asistir a tus versos. Contemplarte en las palabras, a las que el viernes pasado, anunciaron tus ojos invadidos de sentimiento.
    A veces, nubes grises nos encapotan los cielos, pero ahí están los añiles y granas,trazando rumbos.

    Un abrazo muy grande mujer. También un beso.

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  5. Gracias, Gadeira.
    Sí, el pellizco de emoción es común y el aprendizaje en el trazar caminos.
    Y el encuentro está ahí también, en las palabras. Ya sabes, a veces nos habitan, otras somos nosotras quienes las transitamos, pero nos tienen, las tenemos. Besos.

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