domingo, 6 de diciembre de 2009

El miedo nada vence

Quien siente la onda densa que le astilla, a quien se le clavan punzantes las agujas del terror, sabe que  aunque al sumidero le destinen quien hasta allí le lanza va con él. El espanto se expande como nocivo gas y habrá de llevar desazón a todos. A los que aprendieron a vivir con el horror pegado a las entrañas y a los que rompieron el vaso. La carga será comida común y cada cual tendrá que digerir la suya.
Se amontona a veces el dolor en el pecho, arde la cara y aún así, ensangrentados sabemos que el miedo nada vence, que nadie se escude en hacerlo crecer porque no podrá cambiar la redondez de la tierra, la certeza de quien sabe que siempre hay vida bajo las piedras.
Torpes depredadores, la opacidad de las almas de quienes siempre tienen derecho a ganar será inevitable, pegajosa, lastre irreversible de su deformidad.
No se hizo el hombre para ser usado así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario