miércoles, 11 de noviembre de 2009

Del cuerpo y sus límites

Estuche inacabado -hacedor -espejo de mi yo -barro ponderado o huido peregrino de mis días... A veces, como hoy, te siento perdido de mí, en deuda con mis circunstancias, las que me vacían o me conforman tal como soy. Tus sueños son los míos pero no siempre. Escondes pedernal en la caverna, fuego en las vísceras y sutileza en las costuras. A contrapunto siempre la sangre que te camina. Graciosa propiedad de nadie, para ninguno, para nunca...
Me pierdo en tus nudos y el bastidor entonces se destensa. Trazas y trozos que arropan o engullen según el aire que mastique, según mi galope...
Soberano hoy tú sobre mí, exorbitante en tu quehacer de células en tropel, caníbal de mi pus, allí donde el dolor aguijonea, donde te creas estancia. Sigo las líneas de mi mano para ganarte el pulso y tú succionas. Madriguera, cubil, revoltijo mórbido. Reculando me detengo. Casi apenas nada. Hoy algo me separa de tí.

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